Llevo horas mirando el techo sin hacer nada. Mi lista de cosas de cosas pendientes sigue allí, de a poco se le suman cosas y se hace más pesada, pero acabo de decidir que, al menos por los próximos 10 minutos, eso no va a importarme.

Estoy cansada (¿de qué?), pero pensar en mi cansancio me hace sentir culpable... culpable y poco productiva, porque a pesar de él mis responsabilidades me siguen esperando. Vaya rutina. 

De hecho, me sorprende estar escribiendo aquí, ahora, y sin culpa por estar perdiendo el tiempo (¿realmente lo estoy perdiendo?), porque casi siempre me lo recrimino.  Siempre hay algo más importante que hacer, algo más importante que estudiar, algo más importante en que trabajar... o al menos me convenzo de eso. Hoy no. 

Hoy estoy aquí porque me gusta estar aquí nada más, escribir para mí, pero al alcance de todos (ya saben, el "libro abierto" del siglo xix), escribir ideas vacías y darles forma. Como leí en un texto (que de hecho debo repasar para una de mis clases de mañana),  los hombres (¿hombres?) habla de sí mismos hasta que llega a conocerse a sí mismos. 

Yo escribo cuando me siento vacía para llenarme de algo. No tengo claro si así me conozco, pero al menos me siento, algo que realmente necesito en días como hoy, cuando me veo transparente en el espejo. Días en que me muevo porque el viento me arrastra y no porque siga el viento. 

Pero está bien, supongo que a veces nuestras circunstancias son más fuertes que nosotros, e insisto, está bien. En esos casos se necesita un respiro. Suspirar para sacar lo que hunde, y respirar. 

Ahora mismo quisiera salir a mirar el cielo para alienarme de todo un segundo, pero creo que no hay estrellas esta noche. Prendí dos velas en su lugar, digamos que son el Sol y Proxima Centauri... me robé dos diminutas estrellas. 

Ya no miro el techo sin hacer nada, miro las estrellas mientras pienso. 

exhalo. respiro. exhalo. respiro. exhalo. respiro. exhalo. respiro. y continúo. 

Tal vez esta semana no sea tan mala a pesar de todo. Quizá ahora me siento un poco menos incapaz de sobrevivirla, quizá me siento un poco más capaz de hacerlo.