Cuando era más chica tenía un blog y lo amaba. Partí sin estar segura de a dónde iba, pero terminé creando un sitio híbrido entre mis lecturas, la música que escuchaba, las cosas que veía y un poco más sobre mí. No. Siendo honesta, todo hablaba sobre mí. Sobre lo que yo era, lo que me construía. 

Tal vez era un poquito de vanidad, ¡pero era un espacio seguro para ser presuntuosa! Ir por ahí creyendo que mi opinión en libros y películas importaba no era propio de mí sino tan solo cuando me sentaba a escribir en internet. Y me encantaba tener eso. 

Luego salí del colegio y empecé a sentir que ese blog ya no me representaba, quizá lo vi un tanto infantil, lo cual ahora pienso es una locura, pero lo abandoné con la esperanza de encontrarme nuevamente en algún otro lugar de la web. Seis años pasaron y la búsqueda sigue. En el proceso me topé con proyectos que parecieron recrear lo que había logrado en mi adolescencia, pero nada se sentía igual. 

Lo que extrañaba era algo en específico. Era el sentimiento de autenticidad, era el motivo por el cual quizá mantuve alejados a la mayoría de mis conocidos el hecho de que tenía un blog. Ese secretismo y sentido de pertenencia era lo que me hacía volver a mi rincón de internet, y ninguna otra plataforma parecía recrear eso.

Para peor, el año que entré a estudiar periodismo comencé a dudar mucho de mis capacidades. Quizá lo peor fue darme cuenta de que no era tan buena como creía en algo que me gustaba tanto. Se sintió horrible sentir que no sabía escribir, así que dejé de hacerlo casi completamente. 

Hoy creo que quizás exageré un poco. Quizá debí trabajar en ese entonces mi frustración. Muy probablemente la reacción correcta habría sido escribir más que nunca, pero no me reconozco por tomar las decisiones adecuadas en los momentos adecuados. Así que ahora, en el proceso de terminar mi carrera, decidí volver.

Quiero volver a ese lugar en internet que se siente mío, quizá no el mismo blog que quedó congelado en el tiempo cuando tenía 17 años y sigue vagando por ahí, pero a un lugar donde pueda compartir de verdad las cosas que me gustan, lo que pienso, lo que me pasa, con la esperanza de encontrar a más gente como yo, o quizá gente distinta a mí, gente que no tenga nada que ver conmigo, no sé.

Solo sé que ya tengo 23 años y me siento muy perdida... y rota. Pero tengo más herramientas que nunca para volver a intentarlo, sin grandes expectativas, con más compasión y tranquilidad que en el pasado. La pregunta ahora es, ¿Qué escribir?