I Who Have Never Known Men, Jacqueline Harpman (Yo que Nunca Supe de los Hombres)

noviembre 21, 2024

 “I was very aware that i had only added another question to all the others, but it was a new one, and in the absurd world in which I lived, that was happiness” 

I who have never known men Jacqueline Harpman
I Who Have Never Known Men, Jacqueline Harpamn (Buscalibre)

Terminé este libro hace un tiempo, y si bien siento que tengo tanto que decir al respecto, no estoy segura qué contarles para no arruinar el viaje que es 

Moi qui n’pas connu les hommes”, de la escritora belga Jaqueline Harpman, es el título en el idioma original con que el libro fue publicado en 1998, sin embargo, al ser  importado a los Estados Unidos se comercializó primero con el nombre “The Mistress of silence”. Me alegro que con los años hayan vuelvo a su traducción literal.

Yo en particular leí la reedición de 2019, bajo la editorial Penguin Random House, la cual incluye una introducción de Sophie Mackintosh (The Water Cure), en la que se lee: “A veces leemos un libro de tal singularidad y unicidad que nos preguntamos por qué no ha encontrado un público más grande. I who have never known men es apreciado por una pequeña e intensa comunidad de lectores, sin embargo, no ha logrado establecerse en el interés mainstream”. 

Y si bien me alegro de pertenecer a ese reducido grupo de personas que ha encontrado una de esas joyas escondidas de la literatura, siento que mi deber en este momento es compartirles la oportunidad de coincidir con las mujeres que comienzan esta historia, que es quizás algo futurista, algo distópica, post apocalíptica y quizá una variante del terror psicológico (me atrevo a decir yo).

En algún búnker bajo tierra,  39 mujeres, que no recuerdan cómo llegaron allí, sobreviven cautivas dentro de una gran celda, donde sus necesidades básicas como personas (o seres vivos) son a penas cumplidas; vigiladas y controladas a cada momento por guardias que no ofrecen ninguna explicación. La Niña (The Child), que cumple como la prisionera número 40 y nuestra narradora, es la única que no recuerda absolutamente nada de antes de su confinamiento (que lleva más de 10 años, por lo que pueden estimar), lo que la ha llevado a crecer aislada, con rechazo hacia sus compañeras y un anhelo distinto por conocer la libertad y todo lo que le han privado. 

“En sus vidas pasadas, habían trabajado, dado a luz, hecho el amor. Todo lo que yo sabía era que esas cosas eran enormemente valoradas. ¿De qué podríamos servir aquí? ”

Algunos lectores plantean que La Niña es la llave para la libertad de las demás prisioneras. Yo me quedo con la casualidad. Si bien es cierto que La Niña es, por su naturaleza, más rebelde y vital; tanto ella como tanto como las demás mujeres existen en este extraño mundo distópico por una cruel casualidad, que nos lleva a una introspección sobre lo qué es la dignidad, los sentimientos; qué es ser mujer y qué es nuestra humanidad. 

Pues es importante recordar que estas mujeres han sido privadas no solo de su libertad, sino también su privacidad, su integridad su deseo de vivir o si quiera luchar Esta es una historia sobre celdas, físicas y metafóricas. Un cuento sobre preguntas sin respuestas. Una pesadilla donde la fuerza de voluntad y la esperanza se ponen constantemente en juego. 

La narración en primera persona de La Niña, ansiosa del conocimiento que se le ha sido arrebatado, conmueve con su actitud curiosa y tosca. Es curioso como, a pesar de no entender nada muy bien, se vuelve muy fácil empatizar con sus compañeras a través de ella, sus dudas y razonamientos. 

Sin embargo, estamos condenados a saber solo tanto como nuestra narradora, quedando a la deriva en un mundo ajeno y sin sentido. Me atrevo a decir que ese es mi detalle favorito de esta historia: que lamentablemente estamos tan varados como La Niña y sus compañeras, y aún así logra transmitirte miles de ideas y pensamientos. A muchos este aspecto les frustra, y estarán en todo su derecho, pero creo que vale la pena el ejercicio de ponerse en los zapatos de los personajes, y reflexionar con lo poco que nos ofrecen.

La segunda mitad del libro fue la que me tuvo más ansiosa y triste, pero no podría ahondar en ella sin contarles más de lo que debería. Podemos dejar ese detalle para más adelante. 

Me gustaría poder contarles más, pero la reseña más honesta que les puedo dar es: por favor, denle una oportunidad a Jacqueline Harpman

Solo me corresponde decir que I Who Have Never Known Men se va a mis lecturas favoritas del 2024 y todos los tiempos. 

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