Por otros 25 años batallando los horrores de mi mente
febrero 26, 2025Hace 10 años, cuando cumplí los esperados (y tan trágicos) 15 años, recuerdo que mi mamá me dijo "yo lo único que sé es que entre los 15 y los 20 la vida se te pasa volando". Yo, obviamente, creía que estaba exagerando, porque personalmente la vida se me hacía eterna a mi corta edad. Pero hoy, con mis 25 años, puedo decir que es cierto, después de los 15 todo es un par de pestañeos. Lo que me es curioso, porque hubo un tiempo en que ni siquiera pensé llegar más allá de los 18.
Eso es algo común entre personas que crecieron con -digamos- diagnósticos psicológicos (en mi caso sin tratamiento hasta los 20), la incapacidad de poder proyectarse a futuro. Pero de alguna forma u otra, lo hice. Terminé mi primera carrera, tuve mis primeros contratos, dejé ir y encontré nuevas amistades, y hoy con un poco más de tiempo libre, me he dedicado a todas esas cosas que no tuve tiempo de hacer antes, concentrada en sobrevivir.
A raíz de eso, hace un tiempo le dije a una amiga que últimamente me he sentido muy conectada con mi yo de niña. He retomado hobbies, e incluso incursionado en algunas cosas que siempre me parecieron imposibles para alguien como yo. Y se ha sentido particularmente bien. A pesar de que ando corriendo para todos lados, y a veces extraño no hacer nada, me siento muy plena. Mantenerme así de ocupada me ha ayudado a sentir que aún me queda tiempo en la vida para hacer todo lo que quiero, y que no todo está perdido por no haber aprovechado al 100% mi adolescencia.
Hay cosas que parecen tonterías, como el hecho de que hoy en día me avergüenza menos sacarme fotos, y que comparto más de las cosas que me hacen sentir orgullosa. También hay cosas pequeñas que se sienten gigantes, como es que durante los últimos 10 años hemos peleado mucho menos con mi hermana (jaja), o que comencé a tomar clases de baile, dibujo e idiomas. Incluso tuve mi primera presentación con mi profesora de música. Todas esas cosas hoy las celebro, porque hubo un tiempo en que solo pensaba que la gente se iba a reír de mi por intentarlo, y no me daba la oportunidad de hacer las cosas, ni siquiera por hacerlas bien, eso ya no me importa, sino por pasar un buen momento.
Hoy disfruto más los buenos momentos. Salir a caminar, ir a estirarnos a una plaza a tomar sol, cantar a todos pulmón, pintar acuarelas, tomar un té o un jugo natural. Así que el pasado miércoles reuní a la mayoría de mis mejores amigos en un parque cerca de mi casa, compré una torta (exquisita, por lo demás) y algunos snacks sin gluten (mi nueva realidad) y los puse a conversar. No si ellos lo sabrán, pero me hicieron completamente feliz.
Años anteriores, y especialmente desde que empecé a sobrevivir mi TOC, cada cumpleaños, a cada diente de león y a cada pestaña que encontraba les pedía el mismo deseo: sentirme bien. Este año no fue la excepción, pero de todas formas me di el lujo de pedir los 2 deseos restantes al soplar las velitas.
En fin, espero que este nuevo comienzo sea la oportunidad de recobrar todo lo que hecho de menos. Amistades, hobbies, estudios... Quién sabe, yo solo intento mantenerme optimista ♡.
0 comentarios