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caleidoscopii

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     “I look at my mother. I can feel her tugging at the invisible line between us. Yanking it from afar. The umbilical cord. I plug my belly button with my finger. I miss her and I need her, and she's me, or a part of me at least, and I haven't fully absorbed her yet. I haven't gleaned all the woman-ness from her. Which is what a daughter does. Whose daughter am I now? Where has she gone?”

    New Animal, Ella Baxter.

    New Animal (2021) es la novela debut de la escritora australiana Ella Baxter, con la cual ganó varios premios y distinciones para nuevos escritores. Tanto esta publicación, como su segunda (Woo Woo), y su próximo libro (Holy Horny), exploran la liberación femenina, la búsqueda por el deseo, el placer y el autoconocimiento. 

    Si bien su portada lo plantea como "Oscuramente divertido" y "caótico", que fueron los atributos que me convencieron de leerlo en un comienzo, junto a su premisa por supuesto, diría que solo se apega más al segundo. En su defensa, para muchos puede ser difícil encontrar risas en el luto, incluido para la protagonista. 

    Amelia, quien trabaja como cosmetóloga en el negocio funerario de su familia, es una joven de emociones reprimidas y un tanto  alienada de ella misma. Su trabajo no le ayuda a desarrollar su vida social, pero tampoco ese aspecto le interesa mucho. Amelia conoce a muchos hombres, pero una vez tiene sexo con ellos, le es suficiente. No logra conectar más allá. A pesar de eso, parece conforme con su estilo de vida y la gente que la rodea, a pesar de su actitud indiferente y un tanto sínica. Todo pierde sentido, sin embargo, cuando su madre muere repentinamente, y Amelia se ve complicada intentando procesar estos nuevos y agobiantes sentimientos. 

    Creo que ese es el aspecto que más me gustó del libro. Personalmente, puedo decir que enfrentarse a la muerte súbita de un ser querido es como entrar en una pesadilla de la que nunca despiertas. La vida nunca vuelve a ser igual y no queda de otra que resignarse a la rabia y el desconsuelo. A través del libro acompañamos a Amelia en este viaje, en el que toma decisiones, quizá poco frecuentes y ortodoxas, pero no por eso menos válidas y reales.

    Ella escapa. Escapa de su trabajo, de sus amigos y su familia. Se reencuentra con su padre biológico y de alguna manera termina codeándose con la escena sadomasoquista de esta nueva ciudad, quienes logran ayudarla a sentir su dolor, someterse a él, empatizar con el de otros, y reconfortarse en estas emociones. 

    A pesar de lo anterior, la historia no es inherentemente descripciones de sexo, sino que tiene un aire más bien socioeducativo. Ella Baxter parece tener una intención un tanto apologética en torno al BDSM (Bondage; Disciplina y Dominación; Sumisión y Sadismo; y Masoquismo) y los prejuicios que lo rodean. Un tópico que, como se abarca dentro del libro, puede poner incómodos a varios, justamente porque Baxter retrata tanto los placeres como los defectos de esta práctica, en particular la delgada línea que puede separarla de la violencia unilateral y el abuso. 

    “I think it's human nature to want to look at wounds. It must be.”

    Sin lugar a dudas, se trata de una obra provocativa y disruptiva, que busca traer a la mesa formas más bien tabú para lidiar con la pérdida de un ser querido, pero sobre todo eso último, es una historia sobre el duelo, que lo abarca de manera muy interesante, entrelazando la profesión mortuoria de la protagonista con su nuevo interés por el BDSM. Incluso, y a pesar de lo que escribí en un comienzo, es hasta divertida a ratos, cuando ciertas descripciones y personajes no te desconciertan. 

    En fin, reconozco que no es una lectura para todo el mundo, pero puede ser un buen primer acercamiento a estos tópicos, como un manifiesto o un manual de recomendaciones. En lo que a mí respecta, solo quedo un tanto intrigada por conocer la premisa de su próximo libro Holly Horny. 

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    5 continentes, 10 álbumes, 17 años de carrera y todos mis ahorros. A finales del 2024, Después de 1 año y 9 meses, terminó el The Eras Tour, uno de los shows en vivo más exitosos de la historia del entretenimiento.

    Luego de haber cancelado su sexto tour, “Lover Fest”, por la pandemia de Covid-19, The Eras Tour trajo en 2023 de vuelta a los escenarios a Taylor Swift, no solo con espectáculo impresionante, sino también con la gira más recaudadora de todos los tiempos (y posteriormente la película de un concierto más taquillera).

    Taylor (y me voy a dar la libertad de hablar de ella por su primer nombre porque esa noche de noviembre en Argentina fuimos las amigas más íntimas) se embarcó en este viaje el 18 de marzo de 2023, en Glendale, Arizona y lo finalizó el 8 de diciembre de 2024, en Vancouver, Canadá, cumpliendo casi 2 años en gira ininterrumpida.

    The Eras Tour se convirtió en un fenómeno de la cultura pop que unió -principalmente- a chicas de todas las edades, y desde todos los continentes. En mi caso particular, me llevó a viajar hasta Argentina (país vecino) en bus para poder vivir uno de mis sueños de toda la vida. Y, por supuesto, llevé mi cámara para registrar lo más que pudiera de mi experiencia swiftie ♥

    Resumen de mi experiencia en The Eras Tour.

    Y es un tanto curioso, porque yo hasta hace unos años no era una persona de conciertos (hoy realidad muy distinta), pero cuando me enteré que Taylor Swift haría una gira mundial con los mayores éxitos de su discografía yo simplemente dije: no hay forma de que me pierda este evento histórico. 

    En ese momento claro que no se habían revelado las fechas para Latinoamérica, pero yo ya estaba decidida. Una vez se revelaron los destinos, que solo incluyeron México, Argentina y Brasil (¿Todas mis amigas chilenas recuerdan ese fatídico día?), mantuve la calma. De alguna forma u otra lo lograría. Dedique mi tiempo a juntar el dinero necesario solo para el boleto. Para ese entonces yo estaba ejerciendo mi profesión de periodista en mi primer trabajo formal, sin embargo, el día que salieron a la venta las entradas no tuve nada de suerte. Ni siquiera avanzó mi turno en la fila virtual cuando ya se habían agotado.

    No obstante, nuevamente no perdí la calma. Les juro que estaba convencida de que las cosas funcionarían y yo estaría ahí, en el estadio del River, aunque fuera en última fila. Tan solo unas semanas después, un compañero de trabajo que había entrado hace poco (y que hoy es un amigo), me dijo que una de sus amigas había comprado una entrada extra por error de la plataforma y necesitaba venderla lo antes posible.

    Cancha frontal izquierda. Nunca voy a olvidarlo. 

    La vista del River al entrar a cancha pasadas las 6 de la tarde.

    Uno de los boletos más caros.  En ese momento ni siquiera reflexioné, pedí sus datos y le deposité (una cantidad de dinero que no revelaré porque jamás le voy a decir a mi papá cuánto gasté). Un par de meses más tarde, (¿5, quizás?) estaba subiéndome un bus para pasar cerca de un día entero rumbo a Buenos Aires.

    Claro que no sola. A pesar de tener 23 años, una siempre va a ser la niñita de sus progenitores, así que mi papá juntó su plata y, yo creo que sin pensarlo mucho, se embarcó conmigo en la aventura.

    El primer y segundo día tuvimos la suerte de salir a conocer la ciudad, a pesar incluso de la lluvia. Comimos rico y sacamos algunas fotos. Lo lindo de viajar con papá es que te consienten mucho y no hay que estar a cargo de nada, bueno, mi labor al menos era pedir los uber, jaja.

    A todo esto, mi concierto era la tercera fecha original, así que la lluvia no fue un impedimento para mí, pero sí para muchas de mis compañeras de bus y hotel (Sin embargo, hasta donde sé, todas lograron cumplir su sueño trasandino). Mi psicóloga incluso me mandó un correo para saber si estaba bien dentro de todo, fue muy lindo (Silvana eres lo máximo, me salvaste la vida muchas veces).

    La tercera y última jornada en Buenos Aires, con mi papá nos levantamos temprano para aprovechar el desayuno (que fue su parte favorita) y luego aprovechamos la mañana para recorrer un poquito más. Comimos pizza, si no mal recuerdo y por supuesto pasamos a la gran librería Ateneo, donde mi papá se lució con sus habilidades de fotógrafo. No compramos nada ahí, pasamos por otras librerías y disqueras más pequeñas, y claro que llevamos algunos libros de autoras argentinas y uno que otro cd que faltaba en mi colección de Taylor. También un regalo para mi hermana, que encargó algo de Lana del Rey. Tipo 5 de la tarde tomamos un uber y mi papá me dejó en la entrada del estadio para luego seguir dando algunas vueltas y devolverse al hotel.

    Acierto fotográfico de mi papá en la librería Ateneo.

    Al concierto entré sola. Si no me equivoco, fue la primera vez en mi vida que hacía algo así por mi cuenta. Al comienzo fue un poco triste, por supuesto que me habría encantado vivir la experiencia swiftie con alguna de mis amigas, pero tampoco me arrepiento de haber ido de todas formas. Es más, Desde el concierto me he animado a hacer más cosas sola… ir a cafés, a cines, e incluso a otros conciertos. Y me he encariñado de mi soledad. Me olvido de demostrar que estoy pasando un buen rato, y solo experimento el momento.

    Esperé que empezara el concierto e incluso tuve tiempo de conversar con un dúo paraguayo muy simpático, que me regaló un hermosos brazalete que aún tengo (Lu y Enzo, los recuerdo jaja). Pude también tomarle fotos a algunas chicas viviendo, ya saben, la experiencia swiftie.

    Intercambio de Friendship bracelets.

    Una vez salieron los teloneros (Louta y Sabrina Carpenter) intenté acercarme lo que más pude a la valla… no llegué muy lejos, pero definitivamente más cerca de lo que siempre soñé. Una vez comenzó el show de Taylor quise aguantar lo más posible, que fue quizás 1/3 del concierto (increíble). Luego me empecé a agobiar, asfixiar y desesperar, así que entre empujones y caras de disgusto escapé de la multitud. En el resto de la cancha había un montón de espacio libre, y regalaban agua tibia, que sirvió para reponerme. En lo que quedó de concierto bailé a mi ritmo y canté muy fuerte. Lloré un poco en algunas canciones.

     Long Live.

    Cómo podrán adivinar por el título. En 2023, gracias al lanzamiento de "Speak Now Taylor's Version", Long Live se convirtió en mi canción favorita, y la primera vez que la cantó en el tour como surprise song no podía creer que no iba a vivirla en vivo. Meses después, cuando me enteré que la añadió al set list mi alma me volvió al cuerpo.  Enchanted, por supuesto, también me puso la piel de gallina. Una vez incluso escribí un fanfic de mi pareja favorita de toda la vida con esa canción, jaja,  (¿conté alguna vez que yo solía escribir fanfics?).

    Dos chicas que aceptaron una foto, ¡Lamento que haya salido corrida!

    En un momento una desconocida incluso me tomó la mano porque adentro realmente todas éramos amigas. Y al terminar el show me quedé varios minutos mirando al vacío sin creer todo lo que había pasado. Unos 20 minutos luego salí corriendo porque recordé que mi bus a CHILE se iba directo del estadio de regreso a mi país, pero logré llegar. Muerta.

    Mi papá tenía las maletas listas y cargó un poco mi celular mientras esperábamos. El bus se iba a demorar más o menos un día entero en llegar hasta Valparaíso, y me lo dormí todo, menos las paradas a comer al menos jaja.

    Al volver me tomó un par de semanas volver a organizar mi vida. Todo durante los últimos meses había girado en torno al tour, así que fue una adaptación extraña.

    Luego compré entradas para otro concierto en Chile y volví a sentirme yo.

    Escribiendo esto, me di cuenta de lo mucho que valoro haber vivido el viaje junto a mi papá. Me sorprende un poco que se haya motivado, pero se lo agradezco demasiado. Creo que nunca habíamos tenido la oportunidad de tener un viaje papá-hija así… ojalá podamos repetirlo, aunque a mi papá no le gustan los conciertos. Jaja.

    De vez en cuando aún me pregunta cuánto gasté en la entrada. La duda lo mantendrá joven.

    Ahora cuéntenme ustedes, ¿pudieron vivir en vivo la experiencia swiftie? ¿Les gusta ir a conciertos?,

    Gracias a todas las chicas que me escribieron por privado en el último post, son lo más ♥

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    Hace una semana exactamente cumplí 25 años (una edad gigante a mi parecer). Venía pensando en este cumpleaños hace unos 5 meses. No sé bien por qué. Desde los 16 años que no me entusiasmaba tanto celebrar estas cosas, porque dada la volubilidad de mi salud mental era muy probable que cancelara todo a último momento y no disfrutara nada. El cambio en mis medicamentos y mi nueva disposición a sentirme bien influyeron mucho este último año, así que decidí organizar algo lindo y simple, lo que me dejó algunas reflexiones que me gustaría compartir ♡.

    Hace 10 años, cuando cumplí los esperados (y tan trágicos) 15 años, recuerdo que mi mamá me dijo "yo lo único que sé es que entre los 15 y los 20 la vida se te pasa volando". Yo, obviamente, creía que estaba exagerando, porque personalmente la vida se me hacía eterna a mi corta edad. Pero hoy, con mis 25 años, puedo decir que es cierto, después de los 15 todo es un par de pestañeos. Lo que me es curioso, porque hubo un tiempo  en que ni siquiera pensé llegar más allá de los 18. 

    Eso es algo común entre personas que crecieron con -digamos- diagnósticos psicológicos (en mi caso sin tratamiento hasta los 20), la incapacidad de poder proyectarse a futuro. Pero de alguna forma u otra, lo hice. Terminé mi primera carrera, tuve mis primeros contratos, dejé ir y encontré nuevas amistades, y hoy con un poco más de tiempo libre, me he dedicado a todas esas cosas que no tuve tiempo de hacer antes, concentrada en sobrevivir. 

    A raíz de eso, hace un tiempo le dije a una amiga que últimamente me he sentido muy conectada con mi yo de niña. He retomado hobbies, e incluso incursionado en algunas cosas que siempre me parecieron imposibles para alguien como yo. Y se ha sentido particularmente bien. A pesar de que ando corriendo para todos lados, y a veces extraño no hacer nada, me siento muy plena. Mantenerme así de ocupada me ha ayudado a sentir que aún me queda tiempo en la vida para hacer todo lo que quiero, y que no todo está perdido por no haber aprovechado al 100% mi adolescencia. 

    Hay cosas que parecen tonterías, como el hecho de que hoy en día me avergüenza menos sacarme fotos, y que comparto más de las cosas que me hacen sentir orgullosa. También hay cosas pequeñas que se sienten gigantes, como es que durante los últimos 10 años hemos peleado mucho menos con mi hermana (jaja), o que comencé a tomar clases de baile, dibujo e idiomas. Incluso tuve mi primera presentación con mi profesora de música. Todas esas cosas hoy las celebro, porque hubo un tiempo en que solo pensaba que la gente se iba a reír de mi por intentarlo, y no me daba la oportunidad de hacer las cosas, ni siquiera por hacerlas bien, eso ya no me importa, sino por pasar un buen momento.

    Hoy disfruto más los buenos momentos. Salir a caminar, ir a estirarnos a una plaza a tomar sol, cantar a todos pulmón, pintar acuarelas, tomar un té o un jugo natural. Así que el pasado miércoles reuní a la mayoría de mis mejores amigos en un parque cerca de mi casa, compré una torta (exquisita, por lo demás) y algunos snacks sin gluten (mi nueva realidad) y los puse a conversar. No si ellos lo sabrán, pero me hicieron completamente feliz. 

    Años anteriores, y especialmente desde que empecé a sobrevivir mi TOC, cada cumpleaños, a cada diente de león y a cada pestaña que encontraba les pedía el mismo deseo: sentirme bien. Este año no fue la excepción, pero de todas formas me di el lujo de pedir los 2 deseos restantes al soplar las velitas. 

    En fin, espero que este nuevo comienzo sea la oportunidad de recobrar todo lo que hecho de menos. Amistades, hobbies, estudios... Quién sabe, yo solo intento mantenerme optimista ♡.

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    Si caleidoscopio fuera una constelación, caleidoscopii sería su genitivo. Y sería mi favorita. Aquí escribo como en mi diario.

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